Penas mininas para matar

Autor: Maribel Fernández.
Lugar: Cantabria

Deseo que conozcan mi caso: mi hijo Jonathan tenía 17 años cuando fue atropellado en la parada del autobús escolar de Castro-Urdiales, lanzado o arrastrado casi 60 metros y abandonado; lo dejaron tirado en la cuneta herido de muerte. Estaba tendido a casi 60 metros del lugar del impacto, fuera de la carretera.

La conductora dice que no vio nada ni a nadie antes del impacto, por lo que no encontró razón para frenar (y no lo hizo) después del atropello. La guardia que realizó el informe insiste en culpar al niño por pasar, cuando todo indica que estaba ya en el arcén, frente al vehículo.

Si Dios no lo remedia, a la conductora la juzgarán un día de estos por una falta leve. Aunque la condenen, la pena es mínima: como mucho perderá el carné durante uno o dos meses y además quedara su historial ”inmaculado”, como si no hubiera hecho nada. Libre para seguir matando impunemente, total no hay castigo. Yo sigo luchando para que se haga justicia, pero me ha fallado hasta mi abogado, cuatro días antes del juicio. Sólo soy una madre que ha perdido a su hijo en la flor de su vida, me lo mataron, mi dolor es inmenso, pero aún es mucho peor cuando a la pérdida se une la injusticia, la mentira, el engaño, sentirse defraudada y descubrir que los valores en los que siempre has creído, son mentira y se derrumban a cada paso.

Maribel Fernández.

Delegada en Cantabria.